Con la Comparsa Los Rumberos

En abril de  1974 me incorporo a la Comparsa Los Rumberos y, a las pocas semanas,  viajo a Cádiz para hacer mi primera actuación en el Gran Teatro Falla. Al día siguiente en el Estadio Ramón de Carranza y por todo el casco antiguo de la capital gaditana. Todo ello dentro de los actos del Carnaval de la ciudad andaluza.

Recuerdo que, una vez terminada la actuación en el Teatro Falla, salimos a la calle y, al lado de la puerta de entrada al recinto, nos reunimos un pequeño grupo de componentes de la comparsa y empezamos a cantar para el público que se encontraba en zona y la que salía del propio teatro. Creo recordar que estaban Juan José Monzón, Pedro Martel, Santiago Hormiga, Pedro Álvarez,Roberto Galindo y yo. Al final de cada canción, aplausos a nuestra improvisada parranda.

En el mes de agosto de ese mismo año, recuerdo que había ido de excursión de dos días para subir al Teide y hacer noche en el Refugio. Iba con mis amigos José Alvárez y Julio Mallorquín y 150 chicas estudiantes de Magisterio, entre ellas una de mis primas.  Ya de vuelta a Bajamar, donde estaba pasando el verano con mis padres, me dijo mi madre al llegar que el director de Los Rumberos había ido a comunicarme que al día siguiente nos íbamos de gira a Gijón y recogí mis cosas y me fui a Santa Cruz para pasar la noche en la casa del propio director Manuel Monzón y su esposa Bella Gámez, con su hijo Juan José, que, además de compañero en la comparsa, era un buen amigo. Mucho calor esa noche en el piso situado en lo alto del Bodegón Los Rumberos, en la avenida de Venezuela, del Barrio de la Salud. También recuerdo que, antes de dormirnos estuvimos escuchando y hablando de música hasta la madrugada. Al día siguiente a Madrid y desde allí en autobús hasta Gijón.

Como intercambio, Juan José Monzón también pasaba algunos días en mi casa en Bajamar.   Junto a otro buen amigo y compañero de la comparsa, Pedro Martel, nos sentábamos frente a la Iglesia del Gran Poder o en las piscinas y con dos guitarras y unos bongos improvisábamos temas instrumentales y también otros cantados, algunos de mi autoría y otros conocidos y teníamos público, que se sentaba alrededor de nosotros y nos aplaudía. ¡Que vivencias!

En septiembre fueron diez días a Valladolid y Oviedo. Otro viaje memorable
con un compendio único de música, amistad, buen humor, arte y cultura.
Fiestas de San Mateo en ambas ciudades.

Los Rumberos - Universidad Laboral de Gijón
Universidad Laboral de Gijón

En Valladolid actuamos entre otros lugares en La Pérgola. El grupo es recibido en el ayuntamiento de la capital vallisoletana por el Sr. Alcalde de la Corporación y, casualmente,  en esas mismas fechas, una representación tinerfeña elaboraba una alfombra en la Plaza Mayor, con arenas del Teide.

En muchos de los viajes de la comparsa nos acompaña Pedro Gómez Cuenca, «El Charlot de Tenerife»,

En las dos ciudades asturianas actuamos en los estadios de El Molinón y Carlos Tartiere, así como en la Plaza de Toros además de en otros importantes escenarios, como el Parque de San Francisco o la Plaza de la Catedral.

En Oviedo estuvimos alojados en la Pensión Fruela, muy cerca de la arteria principal de la ciudad, la calle Uría, donde se encontraba el Parque de la Herradura. Justo ahí, por la noche, había conciertos de distintos grupos y orquestas y me llamó especialmente la atención una banda de féminas coreanas que eran realmente extraordinarias.

También había un grupo de Puerto Rico que participó con nosotros en los distintos conciertos y que me gustó mucho. Era el Ballet de Helio Seraffini.

Ya de vuelta, en el aeropuerto de Madrid Barajas, tuve la suerte de conocer a uno de los grupos de los que era fan: «Osibisa», con quienes entablé conversación e incluso compartí unos buenos momentos de percusión. Años más tarde, el líder del grupo Osibisa, Teddy Osei, ha sido, en dos ocasiones, Jurado Internacional del Festival Internacional de la Canción de las Islas Canarias, que tengo el honor de dirigir.

En mayo de 1975 vuelvo a Cádiz para actuar en sus carnavales

Carteles del Carnaval de Cádiz en sus ediciones de 1974 y 1975

En junio estuvimos en la isla de Gran Canaria para actuar en el municipio de Gáldar. Toda una noche sin dormir y vuelta a casa en el primer vuelo de la mañana siguiente.

En agosto, nos desplazamos a la ciudad de Jaca, en la provincia de Huesca, muy cerca de la frontera con Francia. Participamos esta vez en el Festival Folklórico de Los Pirineos donde actúamos junto a más de dos mil artistas de grupos musicales de todo el Mundo.
Este encuentro internacional de música se celebra los años impares en Jaca y en los años pares, en la ciudad francesa de Orolon Sainte-Marie, al otro lado de Los Pirineos.
Nuestra actuación fue bajo una gran carpa y escenario giratorio. También desfilamos por las calles de la ciudad y recuerdo que, antes del inicio, todos los grupos nos concentramos en la Ciudadela de Jaca o Castillo de San Pedro, una fortaleza que mandó construir Felipe II en la última década del siglo XVI.

Teobaldo, Juan José, Pedro, Guillermo y Roberto

Entre actuaciones hubo un poco de tiempo para conocer la ciudad y pude visitar su catedral románica, en pleno Camino de Santiago, que data de 1077. También  pude más o menos «patinar» en la antigua Pista de Hielo, que fue construida en 1972 y que se cerró en 2007 al inaugurarse el espectacular nuevo Pabellón de Hielo

Una de las noches disfruté de un baño en la piscina del centro educativo en el que nos hospedaban. No había llevado bañador y hacía mucho calor, así que me bañé de todas formas. La piscina estaba alejada del edificio principal y, como dije, era de noche. El agua estaba deliciosa.

Ya de vuelta para Madrid, hicimos una parada turística en Zaragoza y pude recorrer algunas de sus calles, ver el Ebro y visitar la Basílica del Pilar.

En los aproximadamente quince meses que estuve en la comparsa Los Rumberos actué En gran número de locales y fiestas, destacando especialmente, el Teatro Guimerá , de Santa Cruz de Tenerife y el Parque de San Francisco, de el Puerto de la Cruz, así como la participación en las cabalgatas de ambos carnavales, el de Santa Cruz de Tenerife y el de la ciudad turística del Puerto de la Cruz.

En 1989 formé el grupo Salsarrica y ahí, en mis composiciones carnavaleras y de música latina, se respira la influencia de grupos como Osibisa, Santana, Madrill, Barrabás y de la propia Comparsa Los Rumberos, así como, en general, de la música brasileña y caribeña.

Para el Carnaval 2018, me pareció una buena idea producir el álbum «Rumberos para siempre» como un pequeño homenaje a la comparsa, a todos sus componentes y, especialmente, a su fundador Manolo Monzón.
Aunque sólo estuve quince meses en «Los Rumberos», creo que ese espíritu rumbero no muere nunca y sigue en mí, después de tantos años.