España en el Mundial de Fútbol 2010

Voy a empezar esta historia aclarando que a mí no me gusta el fútbol y no está entre mis aficiones. No obstante si quiero relatar aquí como viví el gran triunfo de la Selección Española de Fútbol en la Copa del Mundo 2010, celebrado en Sudáfrica.

El Campeonato se celebraba en el hemisferio sur y nosotros estábamos al otro lado del Mundo, a 14.000 kilómetros de distancia. Estábamos en Riga, capital de Letonia, a orillas del Mar Báltico. Cuando digo a «estábamos» me refiero a los componentes la Delegación Española que tuve el honor de dirigir dentro de nuestro Programa de Proyección Exterior Eurosingers – España Canta en Europa www.eurosingers.com. Eran cuatro cantantes canarios: Ely Qurbelo, Priscila Estévez, Xany Recco y Robert Mátchez. También en el equipo: la cantante lírica y profesora de canto Sabrina Lemus y la también cantante Lavinia Esteriopol, que coordinaba conmigo al grupo de cuatro jóvenes cantantes y ejercía también las labores de traductora para las distintas actividades.  Se unieron a la expedición los abuelos de Ely Qurbelo, que disfrutaron igualmente de una semana increible.

Estábamos allí para participar en el Latvian Song and Dance Festival, también para las actividades de nuestro proyecto educativo ECHO – European Culture Heritage y en el Coro Europeo de la Juventud, que fundamos junto a colegas de Bulgaria, Estonia, Italia y Letonia, con cantantes de los cinco países.

Terminaron nuestras actividades y el último día, domingo 11 de julio de 2010, se celebraba la Final de la Copa Mundial de Fútbol entre Países Bajos y España y ahí estábamos nosotros, acompañados de todos nuestros colegas participantes en nuestro proyecto musical-cultural. Todos a una apoyando a la Selección Española.

Hasta la gran cantante lírica italiana Wilma Vernocchi, portaba nuestra bandera animando a nuestro equipo nacional.

Fue algo realmente maravilloso y mágico lo que vivimos en aquel salón de TV del Hotel AC Riga. No nos alojábamos allí pero estaba en la misma calle que el nuestro y tenía una gran pantalla donde pudimos ver el partido con emoción y, finalmente, con mucha alegría.

Para todos fue una excitante semana llena de música, cultura, tradiciones, turismo, actividades educativas y, sobre todo, mucha amistad. El fútbol se incluyó en nuestro último día de estancia en Riga a toda aquella maravilla.

Como remate y colofón a todo aquello, a nuestra llegada a Madrid, en el aeropuerto, junto a nuestro avión, estaba el de la Selección Española, que acababa de llega de Sudáfrica. El broche de oro. ¿Qué más podíamos pedir?

A día de hoy sigo sin ser aficionado al fútbol, aunque aquello fue otra cosa, mucho más que deporte o espectáculo, fue mágico.  Gracias al Universo por ofrecernos todos esos días de buenas vibraciones y momentos inolvidables.

El avión de la selección española de fútbol

el avión de la selección