Ciao a tutti
Era noviembre de 2006 y me encontraba con mi familia en Roma pasando unos día de vacaciones y también aprovechando para temas profesionales.
Concretamente era viernes día 3 de noviembre y habíamos estado primero visitando la zona de los Foros Imperiales.
Nos dirigimos hacia el Vaticano porque mis hijos querían visitar su museo y la Capilla Sixtina. Elena y yo ya lo habíamos visitado en otras ocasiones y decidimos acompañarlos a la kilométrica cola para entrar al complejo museístico y después callejear por todo el barrio de Prati, ya que nos encanta la zona.

LLegamos a la Via della Concilliazione y, de repente, oímos bullicio, unas sirenas y vimos que se empezó a armar un dispositivo de seguridad y nos preguntamos que estaba pasando pero, era evidente, venía el Papa Benedicto XVI Apareció en su coche, fuertemente escoltado y pudimos verlo desde muy cerca, a menos de cinco metros.
No soy una persona religiosa pero aquel momento fue realmente mágico. Nunca hubiera esperado ver a «Su Santidad» tan cerca. Una gran casualidad que nos regaló la vida.
Grabé un video con mi vieja cámara de fotos y no tiene mucha calidad. Aún así quiero compartirla. La imagen es pequeña y de fondo he puesto «Crystal Waves», uno de mis temas instrumentales incluidos en el álbum «Universo Malabar».
El Pontífice venía de regreso de visitar la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y este el discurso que pronunció durante dicha visita.
Volviendo a ver el video me he dado cuenta de que estábamos situados casi delante del Auditorium della Concilliazione, en el que, el 13 de octubre de 2018, vimos un estupendo concierto del grupo AMERICA y también muy cerca de un restaurante en el que habíamos almorzado hacía unos años.
Volviendo al barrio de Prati, que mencioné antes, puedo decir que me he alojado en esa zona y es fantástica. Al menos no está plagado de turistas y se respira un ambiente más de ciudad normal. Es llano y fácil de caminar. Su nombre viene de los prados que había en la zona. Ya en época de Nerón se le denominó «Prata Neronis» o Prados de Nerón. Más tarde, en el medievo: «Prados de San Pedro» o «Prata Sancti Petri», por su cercanía a la basílica de San Pedro del Vaticano.
Después de todo ese emocionante día, acabamos cenando unas «papas» a la romana.
En otra ocasión nos había recibido en el Palacio Arzobispal de Nápoles otro «papable», el Cardenal Crescenzio Sepe pero eso es algo que contaré en otra historia.
Roma es la Ciudad Eterna y la visitaría eternamente si no tuviera que morirme. ¡Que fastidio!
Arrivederci Roma