Un coro de dieciseis mil personas

La grandiosidad llevada a los máximos extremos. Eso es lo que percibí, al igual que todos los miembros de mi equipo de la delegación española, durante una de las actividades de nuestro proyecto «ECHO» – European Cultural Heritage, que realizamos con otros cuatro socios de Bulgaria, Estonia, Italia y Letonia. Precisamente en Letonia y más concretamente en su capital, Riga, se realizaba esa actividad relevante y era el «Latvian Song and Dance Festival» o «Vispārējie latviešu Dziesmu un Deju svētki» , en letón,  que se viene celebrando desde el año 1873 y es Patrimonio Intangible de la Humanidad desde el año 2008.

Actuaciones de corales en numerosos teatros y escenarios, música, danza, artesanía, folklore, fotografía, exposiciones y un sinfín de actividades culturales. Como broches de oro de este gran festival que dura una semana, un gran desfile de todos los grupos participantes por el centro de la ciudad de Riga y el Gran Concierto al aire libre en el que miles de voces se unen para formar un majestuoso coro.

Hay que decir que, durante la ocupación nazi del país en la Segunda Guerra Mundial, el festival se siguió realizando en el exilio.

Este macro evento se realiza en el «Mežaparka Lielā estrāde» o gran escenario del Mežaparka, un gran parque en el centro de la capital letona.

Fue realmente impresionante, cuando llegamos en travía a la entrada del parque, empezamos a caminar por su avenida central y llegamos al gran escenario, dentro de un bosque. Nos quedamos sin palabras al ver las dimensiones de aquel gran espacio y, sobre todo, del despliegue humano: 16.000 voces formando el coro del festival. Es emocionante la sensación que se siente estando dentro que aquella maravilla de la música, la cultura y las tradiciones y rodeado de tan bello entorno natural.

Aquí pueden ver diez minutos del concierto ese 10 de julio de 2010:

Con mis compañeras de la delegación española: Sabrina Lemus y Lavinia Steriopol

Este es otro video en el que puede apreciarse la grandiosidad de esta celebración. Seguro que les impresiona igual que me impresionó a mí. En esa edición se alcanzaron las 20.000 voces en el coro.

Quiero agradecer a mi buena amiga y colega Inete Ielite – coordinadora de nuestro común proyecto cultural y educativo «ECHO», en Letonia – por haberme dado la oportunidad de vivir aquella maravillosa experiencia, como músico y a nivel personal.  Seguirá guardada para siempre entre mis mejores recuerdos.

Con Inete Ielite, coordinadora de nuestro proyecto «ECHO» en Letonia